COMER Y JUGAR A COMER

¿A comer se aprende?

Durante la infancia se establecen los hábitos alimentarios que posteriormente serán difíciles de cambiar. Con hábitos adecuados en la alimentación y en el estilo de vida, contribuimos de forma positiva en la construcción y modelado de nuestro cuerpo y en la mejora de nuestra salud, rendimiento físico e intelectual.

El acto de comer es, además de un acto de necesidad vital, un acto social, de juego y aprendizaje en que el niño se comunica con los otros y consigo mismo debiendo estar SIEMPRE activo e inmerso en lo que está haciendo.

Cuando comemos nos estamos relacionando con los alimentos (con su forma, su olor, su textura, su sabor…) y no sólo con los alimentos que comemos sino también con el ambiente que, en el acto de comer nos envuelve (como está puesta la mesa, como se come este alimento ¿Qué hago después?…)

Comer no es sólo alimentar mi cuerpo, es alimentar mi identidad «¿Me gusta lo que como? «

Es desarrollar mi destreza y mi autonomía (Utilización de utensilios)

Es comunicarme y madurar mi lenguaje «¿Cómo se llama lo que voy a comer?«

Es convivir en sociedad (normas de convivencia)

Es adquirir procedimientos que acentúan la confianza en mí mismo (poner y quitar la mesa)

Es otorgar valor y significado a lo que hago (esto es bueno para mí)

En la escuela el acto de ir a comer es un momento más de aprendizaje inmerso en nuestra rutina diaria. Vemos lo que comemos y siendo conscientes y protagonistas de nuestra alimentación desarrollamos habilidades y generamos hábitos que nos ayudan a ser lo que somos.

Por lo que… ¿Somos lo que comemos?

… y es entonces cuando se convierte en un hecho estético, un «jugar a comer», un «representar la comida» que forma necesariamente parte del desarrollo íntegro de nuestra persona.

Fragmento extraído del capitulo 28

Gramática de la fantasía

Gianni Rodari

Alumnos/as de 3 años