¡QUE LLUEVA, QUE LLUEVA!

¡Que llueva, que llueva!

¡La lluvia de estrellas!

¡Que un gran aguacero

caiga desde el cielo!

¡Que una gran tormenta

baje hasta la tierra!

¡Que sí, que no!

¡A pisar los charcos!

¡A mojar al sol!

¡Pero no a la luna,

la que anda coja,

porque se resfría

en cuanto se moja!

¡¡¡A…chuússs!!!

Nieves García García

Ilustración: Noemí Villamuza

Aula 2 años

BELLEZA…

Platón decía: “si hay algo por lo que merezca la pena vivir es por contemplar la belleza”.

La belleza en aquellos tiempos aspiraba a ser un ideal metafísico, una mezcla de placer estético, justicia, verdad y bondad. Hoy en día, en cambio, pecamos de otorgar demasiada importancia a la belleza superficial y concreta, sin fondo, a la percepción visual, dejando de lado los otros sentidos que, como hemos visto, son tan importantes, olvidándonos del poder del entorno y de la profundidad de la belleza como valor moral.

Nuestra labor cobra riqueza cuando dotamos los espacios que envuelven el mundo del infante de un valor intangible que se comunique de forma multidimensional con los niños y niñas.

Que no solamente sea bello para los ojos, sino que sea bello para el alma provocando verdad en su interior.

Loris Malaguzzi tenía esto muy presente y creemos en lo que él siempre evocó:

La mejor forma de absorber la belleza es abriendo los sentidos a ella.

Inspirado en “Piezas sueltas”

Vela, P. y Herrán, M.

Aula 2 años

UN VIAJE MARAVILLOSO

«¿Nos corresponden a todos las palabras? ¿Todos habitamos el mundo de las palabras, o las palabras están encerradas en el arca de unos cuantos?

La infancia es la etapa de la construcción del alma, y el alma se alimenta de cuentos, de mentiras necesarias, y de mentiras construidas de tal manera perfectamente, tan rítmicamente construidas, que se hacen verdades aunque sean engañosas.

Y por eso tenéis que llover y llover y llover. Y son los cuentos el maná que decían los hebreos, el maná; eso que cae porque sí, porque el padre cuenta cuentos como llueve, como nieva. Y la lluvia no sabe que llueve, mas llueve. Y la nieve no sabe que nieva, mas nieva. Y tenéis que hacer que vuestros hijos caigan por la nieve del cuento, y lo último que vean a la noche sea a su padre o a su madre contándole con un libro en las manos.

Libro en hebreo significa cáliz, lugar del que sale el alimento del cuerpo o la bebida del alma. Por eso cuando nuestro hijo lee decimos que devora (os-oris, en latín boca) los libros. Pues bien, ese es el objetivo: que devoren los libros. Y por eso les contamos cada día.«

Fragmento: Conferencia «A leer se empieza y se termina en casa«

Federico Martín Nebras

Viajemos a ese mundo maravilloso de palabras, de juegos, de ritmos y evocaciones, viajemos lejos cada día para volver siempre a casa y así, continuar el viaje…

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